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viernes, 6 de noviembre de 2009

Roberto Carlos Olivares - Un país en quiebra moral

tomado de NoticieroDigital.com

Con sólo dar una ojeada a los principales titulares de los diarios venezolanos, nos podemos dar cuenta del resquebrajamiento moral en el que se encuentra la sociedad venezolana. La involución social ha sido catastrófica y total. Los principales titulares, mayoritariamente rotulan las excentricidades enfermizas del dictador, como por ejemplo: mandarnos a bañar con totuma (Chávez siempre marca la pauta), y las respuestas fútiles y estériles de los supuestos dirigentes opositores, que normalmente siempre es ofrecida a destiempo. Por otra parte, en la contraportada de los diarios, encontramos un baño de sangre que va desde descuartizamientos, hasta asesinatos de niños y sicariatos múltiples. Un parte de guerra bolivariano rojo rojito.

El problema medular no proviene únicamente del régimen dictatorial, corrupto e ineficiente de Chávez, sino también, de la posición blandengue demostrada infinidad de veces por la dirigencia opositora, cabeza visible del país democrático. Cuando el ciudadano de a pie termina de digerir la idea de que Chávez es un dictador, y que los “reales” no le alcanzan ni para comprarse la “totuma”, se pregunta: ¿Y ahora para dónde agarro? Sencillamente no tiene opción, y no tiene elección porque la miopía opositora así lo ha deseado. Algunos dirigentes lo han deseado así porque son quinta columna y juegan para el gobierno (Borges, Rosales, Petkoff) y otros por incapaces e inútiles. No existe alternativa viable, ni proyecto de país. Son buitres políticos de apestosa realidad.

Aunque no lo crean, el dictador seguirá tranquilamente por lo menos hasta las elecciones presidenciales del 2012, burlándose del pueblo en interminables cadenas de radio y televisión; mientras nos ordena cocinar en fogatas y limpiarnos el trasero con conchas de plátano. Para algunos puede sonar como una exageración, y por ello lo escribo para que quede la prueba. Si hace un año hubiera dicho que nos mandarían a bañarnos con totuma, nadie lo hubiese creído. Ni los mismos cubanos de la isla. Lo que pasa es que vivimos en el país de los “No vale, yo no creo”, o sino “No chico, Venezuela no es Cuba”, o el mejor de todos: “Algo tiene que pasar porque la gente anda arrecha”.

Pura paja de camino que se discute a diario, mientras enviamos mensajes con el Blackberry último modelo a nuestros familiares y amigos en el imperio, y preparamos el próximo viaje (si es que el apartheid bolivariano nos ha permitido renovar el pasaporte, o sacarnos uno nuevo). Me imagino que ya la mayoría de las personas están mentalizadas para los continuos apagones que se suscitarán en diciembre, les recomendaría no colocar lucecitas navideñas, e igualmente prepararse para la escasez de agua bolivariana. De todas maneras como somos conformistas, con tener velas, linternas y varios pipotes de agua, creo que será más que suficiente. Total, “Chávez no llega a enero”. En fin, el país de los antivalores sigue a la deriva.

Si los gobiernos y los partidos políticos en definitiva son reflejo de las sociedades, no me sorprendería para nada que el dictador terminase entronizado en el poder 50 años más, al igual que su padre putativo isleño.

El degeneramiento social que vive el país es casi irreparable en el corto plazo, y lo peor de la situación, es que no tiene fecha de caducidad. El dictador controla la vida de los venezolanos desde que se levantan hasta que se acuestan. No existe contrapeso alguno ni equilibrio institucional. No hay fuerza moral que contravenga los designios mesiánicos del monarca caribeño, y la clase intelectual-académica brilla por su ausencia (esto es gravísimo). De vez en cuando lanzan al aire uno que otro comunicado escueto, carente de fuerza y argumentos.

Por lo menos en otras latitudes, situaciones catastróficas como la que vive actualmente el país, han sido amortiguadas por algún sector de la sociedad que dio la cara y se levantó contra el déspota de turno (usualmente es la clase intelectual). En Venezuela el resquebrajamiento moral es tal, que ni la iglesia vela ya por los intereses mayoritarios de la sociedad. Olvídense del aspecto económico, desde el punto de vista humano, la sociedad venezolana es hoy en día un cascarón vacío. Nos hemos convertido en un pueblo conformista y pedigüeño que acepta ser humillado con tal de recibir migajas de libertad.

La salida jamás será electoral. La sociedad está corrompida hasta los huesos y el dictador juega con nuestras debilidades. No existe manera ni forma pacífica de derrocar a Chávez. Tristemente presagio muchas navidades (si es que se pueden llamar navidades) a la sombra de la tiranía. Allá el que desee seguir defendiendo lo indefendible y creer en milagros enigmáticos. Sino se cambian los métodos de lucha de forma radical, habremos perdido la patria para siempre.

“La pluma es un fiel instrumento para transmitir con libertad los sentimientos sinceros”

Simón Bolívar

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